lunes, 4 de julio de 2011

Carta desde Puno

Por Augusto Alvaréz Rodrich

De Martha Giraldo, antigua militante de izquierda.

CERRO DE PASCO. Por uno de los destinatarios, me llegó esta carta dramática enviada por Martha Giraldo, antigua militante de izquierda, sobre lo que está ocurriendo en Puno, la cual resumo dentro del espacio breve que permite mi columna, por ser de especial relevancia.

Gastón Acurio afirmó que ser empresario es “un privilegio, un honor y una responsabilidad”; y efectivamente así es, pero en Puno, reconocerse empresario es un acto de estoicismo, porque hay que resistir epítetos como “testaferro, explotador, miserable, vende patria”.

No es casual ni fruto del abandono estatal y/o privado que no haya inversiones productivas en la región (a excepción de algunas mineras y hoteles). No se puede invertir en Puno, no se puede comprar tierras, no se puede instalar industrias porque fracasan frente a la competencia del contrabando, no hay mano de obra calificada, no hay proveedores primarios de calidad y formales. (...) Puno es una zona emisora de gente emprendedora, laboriosa y triunfadora, ¿dónde no hay puneños exitosos sobre todo como comerciantes?

En este panorama, ya desmotivador y preocupante, en el que es frecuente que la emergencia sea por frío, sequía o inundación, se grita a todo pulmón: ¡No a las concesiones mineras, petroleras, hidroeléctricas! ¡No a la presencia de empresarios foráneos! ¡No a las empresas chupa sangre! ¡No al turismo que sólo beneficia a las grandes cadenas chilenas! ¡No a todo!

¿Qué papel juegan los medios? A la radio acceden todos, en el campo y las ciudades. Existe infinidad de emisoras que en muchos de sus programas (en quechua y aymara especialmente) difunden como “noticias” afirmaciones alucinadas; la TV da cabida a dirigentes, líderes, profesionales que sin rigor ni objetividad dan por ciertas dichas afirmaciones y elucubran análisis y teorías de despojo, venta, saqueo, entreguismo de parte de empresarios y funcionarios. Hace 25 años me propuse, por salud mental y tranquilidad espiritual, no escucharlas, pero, desde que vine a Suasi no puedo evitarlas, porque quienes colaboran conmigo las tienen encendidas. No me sorprende el impacto en el alma, corazón y pensamiento de miles de profesionales, comerciantes, contrabandistas, narcotraficantes, etc.

Saben de mi entrañable identificación con Puno, pero desde tiempo, siento que con muchas de sus gentes, menos cosas me unen; respeto las diferencias culturales, pero también creo que hay valores universales como la verdad, el respeto, la tolerancia, la alegría por el éxito ajeno, el cuidado de niños y ancianos, la amistad sincera. El aire está enrarecido y no por la altura, racismo y odio increíbles son lo que he visto y he escuchado en rostros de personas que creía amigas y eso me lacera el alma.

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